EL
MISERABLE
Su estómago ardía, estaba
cansado de comer tierra con gusanos, su lengua no percibía ya ningún sabor, la
herida que se había hecho tratando de robarle un pedazo de carne cruda a un
perro, le estaba pudriendo el brazo, sentía como los pedacitos del tarro de
bóxer se le enterraban en la espalda cada vez que se movía para acomodarse, el
frío le había entumecido los pies, casi no los sentía, la camisa ensangrentada
y rota era lo único que le protegía de la lluvia incesante, vio un grupo de
gente pasar, él con una voz seca y casi imperceptible dijo:
-¡Ayuda, me estoy muriendo
de hambre!
Luego extendió su mano
huesuda esperando alguna contribución del grupo. Estos en cambio se fueron sin
darle siquiera una moneda, no podía aguantar más. Se chupó el último poquito de
bóxer que quedaba en el fondo del tarro, sintió el fuerte sabor bajándole por la
garganta, de pronto se sintió diferente, sin hambre, sin frío, sin miedo, pero el
efecto duró poco, luego el estómago le quemaba como el infierno, sentía como si
le estuvieran pasando un limón por la herida abierta del brazo, sintió que iba
a morir….
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