Wednesday, November 30, 2016

Dos Corazones Flotando... (Bryan Cely 9º)

DOS CORAZONES FLOTANDO
De: Bryan Cely Castaño...

Doña Anita se encontraba en el callejón que daba a mí casa.   Por detrás estaba el arbusto que dejó mi padre para que todos los de la cuadra jugáramos de vez en cuando, pues las tareas diarias no permitían que hiciéramos eso. Eran como las cinco y media de la tarde  y ninguno se atrevía a preguntarle por qué estaba sollozando y remojando su pañuelo con las lágrimas.  Una situación que nunca habíamos visto los niños de esta vecindad. Parecía que de repente el tiempo no corría y esperábamos solo la salida de mi mamá para que nos explicara con detalle el llanto de la pobre tendera. Por supuesto la casita estaba llena de clientes que querían curiosamente escuchar la historia. Lo único que sabíamos de ella era que su hijito de solo diez años había recibido un trasplante de corazón en la capital y que se encontraba en proceso de recuperación. Era muy difícil la situación para ella pues no tenía quien se lo cuidara. Debía prepararle un alimento muy especial que con sus pocos recursos sí apenas le alcanzaba para cubrir los gastos diarios. Por eso trabajaba de sol a sombra en la pequeña tiendita para que la plata le rindiera y David, su hijito, pudiera vivir felizmente con un corazón donado...

Las horas pasaban, parecía interminable el día sin saber noticias del porqué Doña Anita aún estaba tan  afligida. Sus sollozos no daban ningún respiro y no quería hablar. De repente y caminando con dificultad apareció David. Aunque se veía un tanto pálido, sus ojos le brillaban y mostraba una sonrisa que reflejaba el candente blanco de su dentadura. Todos quedamos impactados con esa presencia. Traía también una camisa muy ancha que le llegaba casi a las rodillas. Era como un pequeño cubre lecho para esconder su extremada delgadez. Con finura empezó a moverse lentamente hasta alcanzar la silla que se encontraba justo al lado de la caja de refrescos.  Allí se acomodó y sutilmente se abrió la camisa para mostrarnos el verdadero sentido que tenía el trasplante de su corazón enfermo y adolorido. Nunca se borrará de mi mente aquel instante.

¡Era algo maravilloso! Sorprendentemente iluminados aparecían dos corazones: uno grande y otro pequeño latiendo y latiendo repetidamente sin parar. El grande  tenía un aspecto transparente y dentro de él  se ramificaban  muchas florecitas llenas de cordones brillantes que corrían de un lado al otro tarareando una melodía espectacular;   parecían encantados el uno con el otro.  Había un hilo conductor que daba al otro corazón pequeño que los unía con gran ímpetu para que no pudiesen desconectarse con mucha facilidad. El  corazón pequeño estaba también rodeado de esas florecitas, pero curiosamente, y aún más impactante, era que cambiaban de color cuando pasaban de un corazón al otro. ¡Qué espectáculo tan hermoso¡ Repicaba en mi mente.

Proseguía David diciendo que había pasado un mes de convalecencia, recuperando sus fuerzas y esto no era sino UN MILAGRO DE DIOS. Su corazón, en el pasado, estuvo a punto de detenerse y acabar con su vida.  Ahora  era bendecido con un regalo mucho más grande. Desde el momento del trasplante los dolores ya no se presentaban. Como estando en carnaval poseía desde este día a falta de uno,  dos corazones de mucho palpitar. Y esa era la aflicción de su madre, ver tan inspiradora alegría.

Por eso nos insistió siempre David: -Cuando tengas un solo corazón ¡Bendícelo! Porque él representa lo que te sirve en la vida para moverte y transitar. No lo descuides jamás. Riégalo a diario de ternura y comparte sus sentimientos con los demás niños.

Ahora ya con dos seguramente tendré que mimarlos y nunca dejar que ninguno lleve más carga que el otro. Los dos servirán para repartir mensajes de optimismo y felicidad, por donde quiera que vaya siempre.

2º Puesto V Concurso de Cuento Corto 2015-2016.

Sunday, February 28, 2016

El Robo Perfecto Santiago de la Ossa. Miserabilismo

El Robo Perfecto

Como todos los días cuando la gente sale de camellar, alrededor de las cinco o las seis de la tarde, es la hora perfecta pa’ ir a levantar billullo, esto pa’ poder tragar en la noche y también pa’l vicio. Los sitios bacanos pa’l estrene de un celular nuevo, son las estaciones de Trasmilenio, el bus y lo los semáforos.

Ese día salí con los parseros, como todos los días al rebusque porque me estaba quedando cortico y ya no había más pegante.
Vimos a dos despistadas, las viejas iban caminando, ahí es cuando uno sabe que es el momento pa’ hacer de las suyas, Suripanta y Gargolia se le fueron a las viejas de frente y por el otro lado yo me quedé pilas por si las ricuras se devolvían y, así pasó, se dieron cuenta y retrocedieron, entonces BAAAAMMMM, entré en acción y le quité hasta las medias a las cuchibarbies, luego puyamos el burro para que nadie nos siguiera.

Ese día todo iba excelente, hasta que en la noche mientras nos soplábamos una pipita, POOMM, sonó la puerta, un grupo de mamertos entró a nuestra casita pa’llevarnos a prisión, en esos casos sólo importa uno, así que me pisé por una ventana, Gargolia y Suripanta no se avisparon y la tomba se los llevó pa’la cana.

Después de eso sabía que tenía que ir a buscarlos, así lo hice, me fui pa’l barrio, allí me dijeron que se los habían llevado pa’la principal y de una, yo y otros malandros llegamos a la estación con la idea loca de sacarlos, pero cuando entramos los chulos nos dieron plomo por todos lado, sólo yo, Suripanta y Gargolia quedamos intactos, pero guardados en la guandoca por muchos años pa’ver si aprendíamos a ser buenas personas.

El Olor Valentina Orjuela

El olor



Estaba ahí otra vez ese olor, llegó a mi nariz, ese aroma se pegó en mi ropa y entró conmigo a la casa.  Tarde, en la noche y sin poder dormir pensé en él, en su olor fuerte, delicioso, fresco como una flor y dulce como un chocolate, intento imaginar a aquel que lo lleva, tal vez alto, delgado con cara picarona y ojos brillantes como el Sol, sus manos delicadas y su boca roja como mi corazón. Sin pensarlo me enamore de él y de ese aroma que me vuelve loca… 

Creando Palabras (Escritura Creativa)

  … Los gatos apruñan mi cuerpo. Mis puntas toriacers desaparecen. La arena nuevalle enjuarre mi cuerpo. Y se apodera de mí, mientras desv...