Monday, January 30, 2017

Narcisos y amapolas De: Zara Díaz


Narcisos y amapolas 
De: Zara Díaz

Tic toc tic toc, mis ojos siguen lentamente las delgadas manecillas del reloj, marcan las 4:00 a.m., estoy despierta… es increíble, estoy despierta, lo último que recuerdo son luces de carros, figuras de varias personas, gritos de mi madre, todo está borroso, pero recuerdo perfectamente la cara de ese hombre y… su voz, mi corazón empieza a latir demasiado rápido, y aprieto la sábana, trato de gritar pero la voz no me sale, estoy teniendo un ataque de pánico, busco con los ojos mis pastillas por toda la habitación, ésta se encuentra vacía, debe estar en uno de los cajones pero mi cuerpo no tiene la fuerza suficiente para moverse, cierros los ojos y respiro profundamente varias veces esperando que pase, unos 40 minutos después ya terminó por completo el ataque, decido levantarme; ponerme de pies fue más fácil de lo que esperaba, me siento ligera, pero con un delicado ardor en el abdomen, y unos extraños recuerdos o sueños enredados en la cabeza. Entro al baño, me reflejo en el espejo, estoy un más pálida de lo normal pero le restó importancia, además, no tengo ningún moretón en la cara ni en los brazos lo cual me parece extraño, debo haber pasado mucho tiempo dormida para que sanaran, salgo del baño y me doy cuenta que la cama está tendida, debió entrar una enfermera mientras estaba en el baño, también en la mesa de noche hay un florero con narcisos, sonrío, son mis flores favoritas, al lado de ellas hay una pequeña nota con la perfecta caligrafía de mi madre “para mi princesa”, debe estar en una de sus reuniones. Me pongo ropa y reviso mi celular, son las 10:00 a.m., del 8 de diciembre, duré dos días dormida, no tengo señal, ninguna llamada ni mensaje. Entonces salgo de la habitación y me encuentro una enfermera, trato de hablar con ella pero me ignora; bajo al primer piso y todo el mundo está corriendo o atendiendo a otras personas, decido salir sin que nadie lo note, quiero llegar a casa ya, quiero sorprender a mamá mostrándole que su princesa ya está despierta, que su princesa es fuerte.

Ya en casa lo primero que hago es buscar mis pastillas y tomarme una porque no quiero estar más tiempo sola, sé que mamá no está en casa entonces reviso la nevera para ver el horario de sus reuniones, tiene una con un tal doctor Willson a la 1:00 p.m., reviso el reloj, faltan diez minutos, el sitio queda cerca, podría caminar hasta allá pero no creo ser capaz, después de todo llamo a mi novio pero me manda directo a buzón de mensajes, intento marcarle a Emily pero ocurre lo mismo, respiro profundo, no me queda opción, aprieto el tarro de pastillas y salgo de la casa.


Dos, tres cuadras, todo va bien, sólo me he quedado sin respiración un par de veces, faltan tres cuadras, a cada paso el corazón late más rápido, siento todos sus ojos encima, empieza a llover apenas llego al sitio, es un gran edificio con pequeñas oficinas para distintas labores, tomo dos de mis pastillas y respiro profundo, me dirijo a buscar a mi madre para darle la gran sorpresa, encuentro la oficina del doctor, la puerta está abierta, entro con cuidado de no hacer mucho ruido, hay un sillón sencillo a uno de los costados del cuarto y al frente de él una mesita con un florero lleno de amapolas, la flor favorita de mi mamá, hay un cuadro colgado, es un barco, al otro lado del cuarto hay una puerta, está cerrada pero a través de ella se escuchan algunas voces, una de esa es la de mi madre, sonrió y me acerco para oír mejor, pronuncian varias veces mi nombre y me doy cuenta que está llorando, preocupada golpeo la puerta para que me abran pero no pasa nada, la llamo y sigue sin funcionar, no me escuchan, de un momento a otro ella empieza a gritar una palabra que hace que tiemble todo mi cuerpo; estoy mareada, la confusión me domina, me siento en el sillón y miro fijamente las flores que están al frente, la palabra retumba en mi cabeza mientras veo los pétalos rojos, justo en ese momento todo lo que está pasando cobra sentido, me levanto del sillón, tomo las amapolas del florero, salgo corriendo con unas cuantas lágrimas rodando por mi cara que, lentamente se van confundiendo con la fría lluvia, por fin llego -tengo miedo- busco el nombre entre todas las lápidas, todavía con una chispa de esperanza, hasta que lo veo, me arrodillo frente a ella y lloro -es verdad- dejo lentamente las amapolas sobre la tumba y me doy cuenta que no son las únicas, hay más, muchas más. La tumba está llena de narcisos, tomo uno, me levanto, acaricio sus pequeños pétalos amarillos, lo huelo y miro por última vez el nombre en el mármol, y sé que ya no volveré a tener miedo… 

El Renacer Por: Sara Ribero


El Renacer
Por: Sara Ribero


Poco a poco fue abriendo sus ojos. La brillante luz le nublaba la vista y el alto volumen a su alrededor le aturdía. Su cabeza dolía al igual que su cuerpo y sentía como el corazón palpitaba con cada bombeo de sangre que llegaba a su cerebro. Mientras sus ojos se acostumbraban al brillante entorno, escuchaba voces en el fondo que, con sorpresa, aclamaban su regreso.

No sabía dónde estaba, ni lo que había ocurrido, lo último que recordaba era ver cómo se acercaba el pavimento hacia su rostro. Miró a todos lados, buscando entre los doctores y enfermeras alguna cara conocida, nadie le era familiar, nadie lo esperaba. Los médicos le hacían preguntas rutinarias: ¿Qué recuerdas? ¿Cómo te llamas?

Pero él no contestó, en cambio, se miró las manos. Esas ya no eran las suyas, pertenecían a un extraño, eran más grandes y arrugadas, los dedos eran largos y muy flacos. Entonces escuchó por fin una explicación de lo que pasaba, hacía ya diez años que sus ojos no se abrían. Pensó en su madre, probablemente ya no vivía, en esa época el cáncer ya la consumía.

Y entonces, allí acostado, pensando en todo lo que se había perdido, deseó más que nunca, jamás haber nacido.










Wednesday, January 18, 2017

MARÍA JOSÉ HERRÁN PÉREZ (VOLVIENDO A LA VIDA)

Este ejercicio de escritura está relacionado con el Renacimiento, dando respuesta a la pregunta ¿Cómo sería el renacer de un ser en la actualidad?

VOLVIENDO A LA VIDA
POR: MARÍA JOSÉ HERRÁN PÉREZ
Grado 10°
2016-2017

Solo quería abrir los ojos, pero me era imposible, escuchaba murmullos  alrededor, sentía que estaba sola y con un frío aterrador, no podía mover mis extremidades, algo me lo impedía, las ganas de despertarme aumentaban, tanto que entré en desesperación, escuchaba los latidos de mi corazón muy fuertes; y finalmente, pude abrir los ojos, logré reconocer que estaba en mi cuarto, pero todo era diferente, no distinguía los aparatos a los que estaba conectada, ni lo que veía.

Siento que duré un tiempo largo tratando de encontrar una explicación al porqué me sentía tan perdida, sabía que había gente afuera, pero no podía levantarme de la cama, hasta que por fin vi cómo entraba alguien, era un joven muy alto, tenía rasgos parecidos a los de mi hermano de trece años,  pero no podía ser él, evidentemente era mayor, al verme, hizo un gesto aterrador y salió corriendo llamando a nuestra madre, en seguida entraron cinco personas, tal vez seis, que sólo lloraban  y le daban gracias a Dios, luego del momento de confusión que viví y de la reacción de la familia pude entender lo que me había sucedido, tuve un accidente y un golpe muy fuerte me había dejado en coma por siete años, lo primero que pedí fue un espejo para ver mi cambio, noté que ya no era la misma, ni me reconocía , estaba pálida, delgada, con la piel reseca, sentía que se me habían venido muchos años encima, mis padres ya tenían canas y el hermanito que dejé  ya era todo un hombre que se la pasaba pegado a un aparato que no reconocía y sólo le sonreía. 

Cuando por fin salí a la calle descubrí otro mundo distinto al que había dejado, la gente se vestía diferente, las calles y la ciudad tenían otro estilo, había muchas construcciones, más tráfico, un medio de trasporte llamado “ Trasmilenio” en el que las personas no se veían felices. El pensar que había dormido todo este tiempo, y todo lo que pasaba alrededor era impactante, un nuevo presidente manejaba nuestro país, la corrupción había empeorado, la familia hace mucho tiempo había perdido comunicación con mis amigos, ya nadie me recordaba ni esperaba, incluso mis padres se habían divorciado, es duro saber y darse cuenta que todo cambió y que no pudiste estar ahí para vivirlo, para ayudar a evitar cosas o para aliviar sufrimientos, era como volver a nacer y asimilarlo iba a costar mucho tiempo, ya no sabía ni de qué hablar, hasta era difícil entender cómo manejar un celular, viendo a mi alrededor que todos tenían uno en la mano y era parte de ellos.


Así es la vida, y las relaciones; cambian, se trasforman continuamente, a veces estamos tan acostumbrados que no nos damos cuenta, por eso tenemos que aprovechar cada cambio y vivir el momento, para poder ser parte de éste y aportar con trasformaciones positivas. 

Creando Palabras (Escritura Creativa)

  … Los gatos apruñan mi cuerpo. Mis puntas toriacers desaparecen. La arena nuevalle enjuarre mi cuerpo. Y se apodera de mí, mientras desv...