Ella...
Ella, la que con su
deslumbrante sonrisa me da alientos y esperanzas para seguir luchando, con su luz, que alumbra los momentos oscuros. Donde esté, ella
estará conmigo, cueste lo que cueste. Su felicidad se transmite y recorre mi
triste cuerpo, en los momentos de arrogancia y maldad ella llega con su pureza para limpiarme de tan nefasta maldición. Bendita, me convierte en una
mejor persona, sin odio, arrogancia e impureza, siempre lleno de dolor,
maldición que recorre mis venas, hasta el lugar más profundo de mi corazón, habita
un rincón oscuro y con desespero, lleno de soledad y arrogancia, miseria
infinita que llevaré hasta la tumba. Mi corazón llora cada momento por el
dolor causado, lágrimas de sangre pura.
Pienso en tan nefasto lugar que me
espera, atado con cadenas de dolor y corrupción, siendo una decepción para el
ser humano, lleno de maldad y arrogancia lo único que me queda es el amor de ella, la inmensa
felicidad que siento al verla o al pensarla. Sin ti, no sería quien soy ahora, infinitas gracias te doy por
nunca abandonarme y siempre estar conmigo en los momentos que caigo, por ser tú la que me levanta. Mientras que, esta sociedad destruida que me corrompe cada
vez más, el mundo nefasto va llegando al fin que nosotros mismos hemos inventada.
Santiago Tapias
Cáceres
7 Grado
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